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Iconoclastia
Tontos de capirote

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La derecha tiene muy mal perder. Cada vez lo disimula menos. Antes de las elecciones generales y tras el buen resultado en los comicios autonómicos y locales, la derecha estaba convencida de que iba a gobernar España durante los próximos cuatro años sin despeinarse. Pero al final Pedro Sánchez, también sin despeinarse, logró un apoyo parlamentario suficiente para renovar como presidente del Gobierno de España. 

Eso aún no lo ha podido digerir la oposición, que está usando cualquier situación propensa para machacar y debilitar al gobierno. La futura ley de amnistía no es más que el subterfugio que utiliza la carcundia del país para tratar de aniquilar un gobierno legítimo y democrático. 

Lo de menos es la amnistía porque, si fuese cierto, esa misma derecha y ultraderecha habrían bramado en su día contra la vergonzosa amnistía fiscal de Cristóbal Montoro y Mariano Rajoy que solo benefició a los ricos defraudadores del país, que seguramente votan por los partidos que conforman la oposición actual.

Una frase manida del argumentario sistemático de la oposición es comparar los indultos con la amnistía arguyendo que en los primeros se reconoce el delito, aunque se perdone, y en la segunda no porque se elimina automáticamente. Los carcamales quieren hacernos creer que la amnistía de 1977 a favor de los asesinos y torturadores de la dictadura franquista significa no reconocer sus delitos. Franco no fue el único represor que murió en la cama. Lo mismo ocurrió recientemente con policías torturadores como Billy el Niño. Es una cuestión puramente formal porque los delitos cometidos por aquellos salvajes protofascistas no serán olvidados jamás por la población sensible y mucho menos por los herederos de las víctimas.

Hacen esa comparación falsa los mismos que rechazaron en su momento el indulto a los políticos catalanes independentistas que cumplían años de prisión. Como finalmente esos indultos han demostrado que fueron eficaces para restablecer la paz y la convivencia en Cataluña, ahora se hacen los locos y pasan página para hablar solo de la amnistía como si el perdón fuese el demonio o el Anticristo.

Otro asunto clave en el argumentario de la oposición para demonizar la amnistía es el principio de igualdad entre españoles, como si en la práctica existiese. Un ciudadano catalán o madrileño no es igual a uno gallego o canario simplemente porque cada comunidad cuenta con un parlamento autonómico donde se aprueban leyes distintas. Para que realmente haya igualdad, los impuestos tendrían que ser iguales en todas las comunidades y eso no ocurre desde que el Estado de la autonomías comenzó a andar. En definitiva, es un argumento tramposo y falaz.

Con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Pamplona, el PP está perdiendo el norte tanto geográfica como políticamente. La sobreactuación habitual de Feijóo se ha exacerbado en esta ocasión denominando pacto de los encapuchados a este acuerdo entre el PSOE y Bildu. Además, trata de engañarnos porque el cabeza de lista de Bildu ya fue alcalde en la década anterior. No asusta a nadie porque Joseba Asirón nada tiene que ver con el terrorismo y de hecho ya lo condenó el siglo pasado cuando ETA era más fuerte que nunca. En 1988 firmó un manifiesto contra la banda terrorista tras el asesinato de Tomás Caballero, concejal de Unión del Pueblo Navarro, la marca blanca del PP en Navarra encuadrada en el navarrismo conservador. 

La intención del líder de la oposición es causar sospecha de que se trata de un acuerdo manchado de sangre o un pacto terrorista, a no ser que haya confundido la Semana Santa con la Pascua Militar. Igual no sabe distinguir entre los capirotes penitentes y los tontos de capirote.

Esa desafortunada expresión de Feijóo no le va nada con su intención de ir de moderado centrista por la vida que votó por Felipe González en 1982, como ha confesado. 

Por supuesto que peor han estado la todavía alcaldesa de UPN y el presidente de este partido en la Comunidad Foral. La primera repitió la palabra “miserable” siete veces para referirse a los socialistas navarros mientras que el segundo los llamó directamente “escoria” antes de abandonar el Parlamento. ¿Cuáles son realmente los extremistas navarros? Es curioso porque la derecha ha pactado en múltiples ocasiones con la izquierda abertzale tanto en Navarra como en Euskadi y sin embargo tiene la desvergüenza de reprochárselo a sus adversarios cuando hacen lo mismo. 

A estos retrógrados amnésicos de la caverna hay que recordarles que otro troglodita correligionario como Aznar pactó con ETA, fue el presidente que acercó más presos terroristas al País Vasco y pidió al mundo abertzale que canalizara sus reivindicaciones pacíficamente a través de las instituciones democráticas.

Eso es justo lo que han hecho, han seguido el consejo de Aznar a rajatabla, pero ahora tampoco les gusta el resultado porque no han sido favorecidos electoralmente. Pues la democracia funciona así, aunque a lo mejor no lo sepan los tontos de capirote. 

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