Otra vez la guanchancha

Bueno. De los uniformes de los agentes no se ha hablado aún, pero Ruano ya se ha salido con la suya y la guanchancha ya tiene el visto bueno legal para su creación y hasta un presupuesto destinado a tan nacionalista e imprescindible fin: 17 millones de euros, que no sé si darían precisamente para eso, para los uniformes y las chácaras (quiero decir, el armamento y dotación personal) de los primeros componentes del dichoso cuerpo policial. De los sueldos, mejor no hablar, porque cuantas más necesidades básicas sumemos para poner en funcionamiento la cosa, más ridícula parecerá la cantidad destinada al proyecto.

Partiendo de tales premisas económicas, el Gobierno de Paulino Rivero hasta podría crear el M-17, o sea el Servicio Secreto canario, presto a competir ?o a colaborar, según los casos- con el M-16, el Mosad, la CIA y cualquier red de espionaje de los que en el mundo son. Si se trata de bromear con estos asuntos de la seguridad, llevemos la broma hasta consecuencia más divertidas. Está claro que, al destinar esa partida minúscula a la iniciativa, el Gobierno canario muestra sin tapujos su pretensión de que sea el Estado quien financie una operación que muchos tildan de históricamente caprichosa.

Los socios de CC, que es la empeñada en el asunto, o sea el PP, dicen que bueno, pero el PSOE que gobierna en la nación y ha de aflojar la pasta, no está por la labor. Los coalicioneros apuestan, en esto como en todo, por una victoria electoral del PP en los comicios de marzo. Si Rajoy no llega a La Moncloa, Paulino y los suyos tendrán que replantearse demasiadas cosas. Pero están acostumbrados ya a este tipo de replanteamientos globales. Si Zapatero sigue en el poder, la guanchancha deberá esperar, me temo, otros añitos. Y si es don Mariano el que alcanza por fin la presidencia del país, es bastante probable que su representante en el ejecutivo canario, o sea, Soria, con la fuerza que supondría ser el intermediario en Madrid, haga reconsiderar la cuestión a Ruano y le diga que no es el momento. Diecisiete millones no es nada. Pero, si tenemos en cuenta cómo el panorama, hasta quizás sea demasiado y no haya oportunidad de gastar un euro. Al tiempo.

José H. Chela