Otro historiador, Juan Francisco Fuentes, señala que “si algunos buscan al Negrín más conservador y socialdemócrata, lo encontrarán; si otros buscan al revolucionario, también. Pero quizá no reparen en el Negrín que era un acérrimo españolista”. Y Moradiellos resalta “el pragmatismo representado por Negrín, que primero trató de salvar la situación confiando en el arribo de la ayuda democrático-occidental y que luego, tras las catástrofes militares de 1938, sólo pretendía resistir lo suficiente para forzar condiciones de capitulación que ahorraran las peores hipotecas de sangre implícitas en una victoria total del enemigo”. Por tanto, su expulsión del PSOE fue “una más de las muchas tragedias que generó la guerra civil”. Así que bienvenida sea la rehabilitación política de Negrín, que tanto tiempo lleva auspiciando su fundación.