Juan Francisco García y Carlos Sosa acordaron (mientras Matías no dejaba de berrear, ¡qué incordio de niño, tú!) tirarse todos los trastos necesarios a la cabeza pero dejar fuera las cosas importantes de esta vida. Trato hecho. Por eso estamos en condiciones de insistir en que fue el presidente de Canarias7 quien pergeñó la estrategia de conseguir para La Caja un presidente cómodo que no tuviera tentaciones ejecutivas ni ganas de remover al actual director general. El acuerdo lo gestó García en una reunión que sostuvo con ese cargo, Juan Manuel García Falcón, y el presidente saliente, Antonio Marrero. Luego, García habló con Soria, que necesitaba que el editor le pidiera un servicio así para aliviarle la carga color salmón que lleva sobre sus espaldas. Más tarde se incorporó Román, y desde el Cabildo, un impagable José Castellano, secretario político de Coalición Canaria, se ha currado el capítulo impositores.