La dimisión de Díaz-Bertrana se produce tras las desavenencias con la vicepresidenta Cristina Tavío y ante la incapacidad de Antonio Castro de mediar satisfactoriamente. La Tavío preside la mesa de contratación del Parlamento, que había decidido hace un tiempo adjudicar el contrato de mantenimiento de la Cámara a la empresa Clesa. Como quiera que a su señoría le asaltaron unas repentinas dudas sobre la pureza de esa adjudicación, que debía ratificar la Mesa de la Cámara, solicitó de los servicios jurídicos un informe que la dejara tranquila. Pero el informe no le satisfizo tampoco a la señora Tavío, ya que los letrados del Parlamento se limitaron a decir que respaldaban la adjudicación en base a los informes técnicos, elaborados por el único experto que tiene Teobaldo Power, un ingeniero técnico. Y la vicepresidenta montó en cólera, cabreando a su vez al secretario general, que ha dado el correspondiente portazo.