Empieza a aliviarse lentamente el caos originado en la Comunidad Autónoma tras la implantación del nuevo Sistema de Gestión Económico-Financiero de Canarias (SEFCAN) después de que la semana pasada la autoridad competente tocara a rebato y comenzaran a aplicarse ciertas correcciones. Los funcionarios, no obstante, siguen echando horas y empeño para evitar que se paralice la gestión del Gobierno, la gestión administrativa, nos referimos, que la política hace tiempo que presenta encefalograma plano. La publicación en esta misma sección de las penurias que el nuevo sistema estaba provocando dentro de la Consejería de Economía y Hacienda y sus desastrosas consecuencias en los ciudadanos (contribuyentes, proveedores, destinatarios de subvenciones) y en las corporaciones locales forzaron a dos reuniones seguidas del alto mando que pareció descubrir entonces lo que tenía entre manos. Se alarmaron, pidieron informes a los jefes de servicio, se remangaron un poco (sin perder el glamour) y prometieron al jefe supremo que en cuestión de días la cosa entraría en vereda. Sí, pero menos.