La Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria promete seguir siendo campo de batalla política durante unos pocos años más, los que tarden las instituciones isleñas en ponerse de acuerdo con el Ministerio de Defensa para encontrarle un sitio alternativo donde trasladar las instalaciones militares. La reciente visita del ministro José Antonio Alonso sirvió nuevamente para que sus compañeros de partido le plantearan la cuestión y para que volvieran a ponerse sobre la mesa las mismas soluciones: si hay una ubicación adecuada, los militares nos trasladamos. Lo trataron de buen rollito Alonso y el secretario general socialista de Gran Canaria, José Miguel Pérez, y hasta se plantearon alternativas más o menos sólidas. Una de ellas es Salinetas, donde vence pronto una concesión de Disa que tiene muelle y muy buenas condiciones. Otra cosa es que no haga gracia a los hermanos Soria, que le tienen echado el ojo al lugar para un negocio familiar importante e incompatible con el uso militar. Pero ya se sabe que a veces es complicado conjugar el interés general con el particular sin cogerse los dedos.