La Orquesta Sinfónica de Chicago cubrió todas las expectativas en sus dos conciertos inaugurales (viernes y sábado) del XXX Festival de Música de Canarias. Como hizo exactamente el director Riccardo Muti en ambas citas con el exigente público del Alfredo Kraus que cubrió las 1.600 butacas de la Sala Sinfónica desde días antes de que comenzara esta cita de principios de año. Los que tuvieron la fortuna de asistir a los dos conciertos pudieron saborear los amplios registros que son capaces de abarcar esta orquesta y su director, que entusiasmaron el viernes con la música del ballet de Macbeth, de Verdi; la Muerte y Transfiguración, de Richard Strauss, y la suite de Romeo y Julieta, de Prokofiev , y repitieron apoteosis el sábado con la Quinta de Beethoven y la Sinfonía Fantástica de Berlioz. La entrega del público fue total, y en ambas veladas el director obsequió al respetable con dos inmensas propinas, la Sinfonía del Nabucco, con la que reconocía “el gusto del público español por Verdi cuando acaba de celebrarse su bicentenario”, y con la obertura de Índigo y los cuarenta ladrones, de Johann Strauss Junior. Este lunes orquesta y director se podrán disfrutar en el auditorio Adán Martín, de Santa Cruz de Tenerife, donde todavía quedaban este domingo doscientas entradas por vender. Recomendamos a los indecisos que no se lo pierdan porque es una oportunidad única: ni la Orquesta de Chicago es fácilmente contratable, ni Riccardo Muti es asequible para giras como la que se ha prestado a realizar en Canarias. Como él mismo destacó en la rueda de prensa que ofreció al llegar a las Islas, “esto lo hago por mi amiga Candelaria”, en referencia a Candelaria Rodríguez, directora del Festival de Música de Canarias, artífice de una edición que, acabada de iniciarse, ya es calificada de éxito.