Sin embargo, en el resto del Partido Socialista Canario, al parecer sí se trabaja con ilusión para desmontar el aznarismo imperante por estos lares. Lo que no se sentía el año 1982 respecto de los gobiernos de la UCD aparece ahora como un imperativo moral: hay que cambiar desde la A a la Z, como su propio nombre (el presidencial) indica. A todos los que no puedan resistir la imputación de sectarios o corruptos parece haberles llegado la hora. Pero al mismo tiempo que gente como Arnaiz, proponga quien proponga el nombramiento, no tiene futuro, otros aspirantes de bajo perfil, por mucha que haya sido su militancia, deben aguardar con paciencia. Es el compromiso de mérito y capacidad al que tantas veces recurrimos para que no vayan a entusiasmarse los mediocres.