Desconocemos en estos momentos los mecanismos políticos, mentales o viscerales que condujeron este viernes a Arcadio Díaz Tejera a desmarcarse del modo que lo hizo de Juan Fernando López Aguilar. Puede ser táctica y no estrategia, puede ser lapsus y no arraigado convencimiento. Pero ya ha sido convenientemente interpretado por su círculo orgánico más allegado como una auténtica metedura de pata. Porque mientras Manuel Marcos Pérez, la otra pata de la candidatura, asegura que quiere integrar al secretario general saliente en la Ejecutiva Regional que él constituya tras el congreso extraordinario del Partido Socialista Canario, si lo ganara o ganase, Díaz Tejera se situaba exactamente en territorio comanche, aquel que ocupaban hasta ahora en solitario los que pretenden que se pase página, con borrón o sin borrón, pero con cuentas nuevas. “Ha hecho lo que menos le conviene”, resumió escuetamente un seguidor del senador grancanario, que encima negó que tenga un acuerdo con Manuel Marcos Pérez para hacerse a un lado en caso de llegar como perdedor al congreso.