Pero, qué manía la de José Manuel Arnáiz de poner sus compromisos por escrito. Y qué manía, a su vez, de comprometerse con cosas que no pueden ser y que, además, son ilegales. Lo hizo una vez con un pornográfico reparto de unas concesiones en Arinaga; luego lo repitió, ya con más descaro, otorgando a los Esquivel aquel famoso contrato del 3,5% del campo de vientos del mismo puerto de Arinaga, y ahora se descubre que también estuvo firmándole papelitos imposibles al director de Sestiba, José Olivares. El pastel se descubrió hace unos pocos días durante el juicio laboral por el despido de este ejecutivo, al que Emilio Mayoral dio puerta al descubrir al menos tres trapisondas, tres. Y se ha armado una buena porque el papel ha motivado un anuncio de querella por falsedad documental que vuelve a colocar a Arnáiz en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria.