El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Boberías que hace el PSOE canario cuando no toca
El Partido Socialista Canario-PSOE tiene ganado a pulso el mérito de hacer lo más inconveniente en el momento en el que es virtud estarse quieto. La que le está cayendo a sus dos adversarios más directos –Coalición Canaria y el Partido Popular- es de tal calibre que moverse más de lo aconsejable es directamente hacer el canelo. Y el PSOE, por supuesto, se mueve. Su candidata a presidenta del Gobierno, Patricia Hernández, continúa con su cruzada personal e intransferible de arrasar con la dirección regional del PSOE como si las primarias que ganó –con pucherazo incluido- fueran a la secretaria general y, ya puestos, a un ducado en La Toscana. El terror que tiene a que unos malos resultados la catapulten al olvido no la conducen a concentrarse en evitar el batacazo, sino a entretenerse en luchas internas que a)ni interesan a sus potenciales electores, ni b) van a contribuir a conseguir un voto más, sino más bien lo contrario. Desde que resultó elegida en un proceso que demostró ser de todo menos limpio, Patricia Hernández se empeñó en que el adversario a batir no era el PP, sino José Miguel Pérez, secretario general, y a ese afán ha venido dedicando más esfuerzo del debido. Pérez, que goza del respaldo de su Ejecutiva Regional y de la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, se mantiene firme en el puesto sabedor de que cometería una tremenda irresponsabilidad cediendo el bastón de mando a la candidata y a lo que ésta representa en unos momentos tan delicados como los presentes. No está escrito en ninguna parte que quien gana unas primarias presidenciales tenga derecho automático a dirigir al partido, entre otras cosas porque en esas primarias abiertas votaron personas que no se han rozado por una casa del pueblo en su puñetera vida. Ni está escrito que quien gana unas primarias de tan jacarandoso modo vaya a ganar otras solo con militantes y en un momento tan inoportuno como el que pretendía la señora candidata. Hacer mudanzas en tiempos de tribulaciones ya lo desaconsejaba en su tiempo San Ignacio de Loyola, un consejo que ahora mismo es desoído porque de lo que se trata es de hacer unas listas al Parlamento con personas de la máxima confianza de la candidata para, con el grupo parlamentario resultante, tomar el partido después de mayo. Y vuelve a equivocarse.
Ni Gustavo ni Carolina
Al contrario del diseño de candidaturas de José Manuel Soria, que le ha colocado a Clavijo a una candidata dúctil y maleable que, en el caso de ser opositora, ya tiene experiencia de banquillo, los que asesoran a la candidata socialista sólo están pensando en un grupo parlamentario con visión orgánica. No quieren tener a dirigentes que puedan frenar el asalto al poder por haber sido adversarios de Patricia Hernández, es decir, Carolina Darias y Gustavo Matos. Y con tal de no tenerlos en los alrededores, el equipo de la candidata es capaz de renunciar a su 60% de votos obtenidos en las primarias y pegarse un tiro en el pie. En la lista de Gran Canaria, la candidata quiere a Isabel Mena, a Jesús Morera y a Roberto Moreno, relegando a la cuarta posición a Carolina Darias. Y en Tenerife, convenientemente guiada por los alcaldes del Sur, está dispuesta a tragarse a Manuel Fumero de número dos y como mucho ceder el tres a Gloria Gutiérrez para que el descaro de meter a Carmen Delia Rodríguez Fraga, hermana del regidor de Adeje, no fuera tan llamativo. De ese modo, Gustavo Matos y Carolina Darias quedarían relegados a ser números cuatro. Por fortuna, las primarias se limitan a la elección de candidato o candidata, y no al conjunto de la lista, por mucho que la número uno tenga voz y voto en su confección. Los estatutos fijan que deberá ser la Ejecutiva Regional la que confeccione esas candidaturas, y salvo que también hayan perdido la cabeza en ese órgano, se supone que tendrán en cuenta los pronunciamientos de las distintas agrupaciones locales y el sentido común, que en este caso sería el interés electoral del PSOE canario.
O le hacen un Gabilondo
Las escaramuzas que el equipo de Patricia Hernández se empeña en protagonizar para hacerse con el control del Partido Socialista Canario se entremezclan con una campaña electoral de la candidata que deja bastante que desear. Algunas de sus apariciones públicas llenan de zozobra a la dirigencia del partido y en diferentes medios de comunicación se divulgan con crueldad vídeos y reseñas que resaltan las meteduras de pata por encima de las propuestas programáticas que –nos consta- está haciendo. Las encuestas van de mal en peor, y no solamente por traumas como el de la irradiación de Casimiro Curbelo en La Gomera, o la crisis socialista en Lanzarote o la falsa amenaza de Alpidio Armas de establecerse por su cuenta en El Hierro. La candidata no termina de cuajar frente a la ciudadanía por errores propios y aciertos de los adversarios. Las alarmas se han vuelto a encender, y con ellas los rumores de que Ferraz cree que hay que actuar antes de que sea peor. La candidata está limpia, no tiene un pasado de gestión convulsa porque sencillamente nunca ha hecho gestión. Por lo tanto, no le merma ninguna carga judicial, ni siquiera una denuncia por mal aparcamiento. Su única debilidad es electoral, directamente relacionada con su propia vacuidad, que se pone cruelmente de manifiesto a partir de los dos o tres primeros golpes de efecto, es decir, a los cinco minutos del mitin, entrevista o –no nos lo queremos imaginar- debate. Ya se manejan nombres dentro del PSOE canario para sustituirla en el caso de que la dirección federal decida que no puede echar a perder de una manera tan absurda el terreno conquistado en Canarias tras un gobierno de coalición que no lo ha hecho nada mal. Y si ha sido la educación la asignatura en la que mejor nota se ha sacado, es precisamente un ex consejero del ramo, el primero de un gobierno socialista, el que suena para el caso de que hubiera o hubiese que hacerle un Gabilondo, al estilo de la Federación Socialista Madrileña. Efectivamente, Luis Balbuena Castellano.
María Lorenzo, relevo de Paco Moreno
Ya metidos en disparates socialistas, ha resultado muy revelador el empeño de ese partido por iniciar con mal pie le nueva andadura de la Radiotelevisión Canaria tras el curro que se dieron algunos de sus diputados para sacar adelante una ley con mejores intenciones que resultados. Ya conocen nuestros lectores el sainete en el que se convirtió la primera sesión de ese nuevo consejo asesor, con un Juan Santana, jefe de Prensa del PP y de José Manuel Soria, acariciando con la yema de sus dedos el premio Pulitzer, y con los aplausos apasionados de la bancada del PP animada por una María Australia Navarro ejerciendo como insustituible presidenta del club de fans del candidato. La providencial renuncia de Paco Moreno, campanazo moral infrecuente, ha conducido al PP, teóricamente, a renunciar a su candidato Santana (para enorme cabreo de Soria) y así propiciar que el PSOE propusiera nuevo nombre. Y lo ha hecho, ay, en la persona de María Lorenzo, una gran profesional del mundo de la televisión local que se ha batido el cobre como pocos para sacar adelante un negocio complicado que no ha contado con un medio ambiente propicio. Pero las virtudes profesionales que puede tener esta candidata quedan completamente empañadas por el conflicto de intereses que supone que la empresa tenedora de su televisión, Canal 8, mantenga vivos varios pleitos judiciales con el ente RTVC por asuntos tan poco baladíes como el suculento contrato de transporte de señal. ¿Cuál va a ser su posición cuando haya que revisar el millonario contrato con Abertis? Porque no bastará con que se deshaga de sus acciones, si es que las tiene, porque la televisión es de su señor padre de ella y hay lazos que nadie puede disolver así por las buenas.La nueva candidata ha sido propuesta por Paco Spínola, un auténtico crack en estos menesteres, como quedó de manifiesto en la negociación que hizo en los prolegómenos del pacto de gobierno (2011) y en las gestiones para renovar la presidencia del TSJC (2014).
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