Si nadie lo remedia, el próximo día 24 iniciarán una huelga los bomberos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, muy cabreados con ese organismo por el recorte de derechos que se les ha empezado a aplicar como consecuencia de la dura crisis. Bueno, de la dura crisis y de unas condiciones laborales absolutamente insostenibles para una administración pública que sea seria. Para ir por partes, sepan que nos encontramos ante una situación similar a la del conflicto de los controladores aéreos, salvando las lógicas distancias entre el cielo y el suelo y las más distanciadas diferencias salariales y laborales. Porque estamos en condiciones de asegurar que los bomberos se encuentran en estos momentos al borde del síndrome de los controladores, en el que caerán irremediablemente a poco la ciudadanía se entere de a) lo que reclaman que no les quiten; b) el modo que tuvieron de reclamarlo y conseguirlo en su momento; c) quién es el pirómano que mete gasolina y pisa las mangueras; y d) la verdadera motivación de esta huelga a cinco días vistas de la huelga general. (Y lo de vista no va con la que tuvo el cerebro de la operación).