El comisario jefe de la Brigada de Policía Judicial se llama Ignacio Bádenas y es la persona en la que más confía Miguel Ángel Parramón para desarrollar las investigaciones de la Operación Eolo. Es Bádenas el que ha dirigido las operaciones, el que ha tenido acceso a las conversaciones telefónicas intervenidas por orden del juez, el que las ha seleccionado para su señoría, el que ha sugerido por dónde caminar, el que ha descartado o propuesto pistas. El autor intelectual de muchas actuaciones. En definitiva, el que sabe a ciencia cierta de dónde se ha partido y hasta dónde se puede llegar. O hasta dónde se está dispuesto a llegar. Parramón confía ciegamente en él, lo que significa que si Bádenas se equivoca, acto seguido se equivoca Parramón; si Bádenas dice que se llame a Fulano, es porque hay que llamar a Fulano. Y si no se llama a Mengano es porque Bádenas considera que no hay motivos para llamar a Mengano. ¿A que nos vamos entendiendo? En manos de este comisario está Parramón.