Muy pocos se permitieron perderse el acontecimiento, y mucho menos en plena precampaña electoral. Porque allí estaban todos los candidatos que comparecerán el 22 de mayo con el muy noble objetivo de sentarse en el salón de plenos del Cabildo de Gran Canaria, que inauguraba sede recién remodelada y ampliada de acuerdo con el proyecto original de Alejandro de la Sota. Carolina Darias, José Miguel Bravo de Laguna, Fernando Bañolas, Román Rodríguez... ocuparon sus lugares muy cerca de José Miguel Pérez, José Manuel Soria, Juan Andrés Melián, José Macías... y en compañía de una nutrida representación de la sociedad canaria (alcaldes, consejeros, cónsules, militares, curas, periodistas, empresarios, funcionarios, dirigentes vecinales) que acudía entre curiosa, sorprendida y algo desorientada a esas nuevas instalaciones que ahora dan a tres calles del corazón de Las Palmas de Gran Canaria: Bravo Murillo, Pérez Galdós y Buenos Aires. Los espacios grandes, altos, abiertos... el color blanco, el respeto escrupuloso por el proyecto de De la Sota, no exento de algunas necesarias adaptaciones, marcan este nuevo icono arquitectónico de la ciudad. El presidente saliente no tuvo el menor reparo a la hora de colgar las medallas a quien debía: a Pedro Lezcano por encargar el proyecto, y a José Manuel Soria por licitarlo y adjudicarlo. De él no habló, pero ejerció de notable profesor de historia para contar a los presentes las vicisitudes y el significado arquitectónico, artístico, político y administrativo del lugar.