Va tomando cuerpo la nueva pavimentación de la calle de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, con división de opiniones entre el respetable. Siempre habrá aportaciones y críticas, lo que es inevitable en país tan hablador como el nuestro. Lo que parece sin embargo irrefutable es que tienen razón los que opinan que se podían haber aprovechado estas obras para soterrar todo el cableado que aparece en la inmensa mayoría de las fachadas de la calle. Esta martes, por ejemplo, había unos operarios con mono de Telefónica tendiendo, no sin grandes esfuerzos y sofocos, un largo cable para la oficina de Bankinter sobre las fachadas de los edificios colindantes. No estará mal para colgar de allí los carteles anunciadores de que se acerca un tal Patrimonio de la Humanidad.