No es la primera vez, ni siquiera la segunda, en que las vacaciones del ministro de Industria y Turismo y líder del PP canario están envueltas en la polémica. Y será la tercera en que sus excesos vacacionales no le pasen factura política, y por eso insiste y tira al monte, como las cabras. Este verano, José Manuel Soria ha vuelto a elegir un hotel ilegal de Lanzarote, el Volcán, para pasar su descanso veraniego en compañía de su familia en lo que constituye toda una provocación y una incitación directa a la ilegalidad. ¿Tiene usted un establecimiento sin licencia? ¿Ha sido declarado así por sentencia firme por la Justicia? No se preocupe: consiga que el ministro de Industria lo promocione como lugar de su descanso y obtendrá usted al menos una bendición política. Hasta la cadena Meliá salió huyendo y dejó de explotarlo cuando conoció las graves irregularidades urbanísticas que se ciernen sobre el Volcán y las sospechas sobre algunos de sus propietarios que son investigadas por los jueces por la vía penal. Primero fueron sus recurrentes vacaciones en el complejo de lujo de Anfi del Mar, en Mogán, a donde Soria acudía de manera ventajosa cuando era alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del Cabildo de Gran Canaria, incluso cuando desde esta última institución tramitaba a esa empresa de multipropiedad la declaración de interés general de su urbanización Anfi Tauro. Luego, cuando ya era ministro de Turismo, elegía en 2012 el Volcán a sabiendas de que acudía a un hotel ilegal, porque ningún canario mínimamente informado puede alegar ignorancia, como hizo él, acerca de la situación de ese y otros establecimientos de Lanzarote. “No suelo pedir la licencia de apertura de los hoteles donde me hospedo”, declaró con la chulería habitual cuando fue interrogado tras ser descubierto en el Volcán por CANARIAS AHORA. Un año después, cuando el Gobierno del que forma parte atraviesa sus horas más bajas de credibilidad, cuando el caso Bárcenas amenaza incluso su continuidad después del verano, Soria vuelve a las andadas. No tendrá coste político para él porque sabe que por esas cosas no se dimite en España. Ignoramos si tendrá coste económico o si pagará su estancia y la de su familia con los 4.000 euros en metálico que ha declarado suele llevar encima para estas contigencaias.