El acusado del juicio de este miércoles, Francisco Cabrera, el ingeniero que fue alma, corazón y vida de la empresa pública Megaturbinas de Arinaga, participada por el Cabildo grancanario y desactivada por Soria para dejar el negocio expedito a su amigo Javier Esquivel, se ratificó en éste y en otros extremos ante el plenario. Recordó lo que ya es de general conocimiento, es decir, que en aquel negocio eólico quedó pendiente el gran pelotazo porque la Justicia anuló el concurso que tan sabiamente había convocado Luis Soria, hermano de José Manuel y consejero de Industria y viajes de hermanamiento con Magdeburgo, Alemania. Es en ese asunto donde está el meollo del juicio de este jueves y el que queda por celebrar por la misma causa contra el director de este periódico, que publicó diversos artículos demostrando que Soria recibió dádiva del empresario Esquivel a través del alquiler en versión ya arreglaremos de un chalet en Santa Brígida.