Hay que ver las vueltas que da la vida municipal palmense, dicho sea lo de palmense con el debido respeto a los que discrepan abiertamente de ese gentilicio para los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria. La llegada de Juan José Cardona a la alcaldía en plena y feroz crisis económica y con el firme propósito de rebajar impuestos en 2013 (uff, esperen un momento, que cojamos resuello...) está sirviendo para que afloren determinados productos made in Soria que estaban ahí agazapados a la espera de que cualquier perturbación las hiciera salir a la superficie. El periódico La Provincia ha dado cuenta estos días de dos noticias verdaderamente reveladoras, una es la drástica reducción de brigadas, brigaditas, pluses y plusesitos que habían incrementado una barbaridad (y la yema del otro) el presupuesto destinado a nóminas en la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria. La otra noticia está más alejada del hotel de los líos: los propietarios del centro comercial El Muelle lo ponen en venta ante la nacionalización de su principal accionista CatalunyaCaixa. Vayamos por partes. La proliferación de cuerpos y corpiños dentro de la Policía Local fue una idea de Soria, luego seguida con mucha frivolidad por su sucesora, Pepa Luzardo. A ambos les ponía tener agentes a su servicio, lo mismo para un operativo especial que para una escolta llamativa que para un quítame allá esa porra, Juan Carmelo. La crisis obliga a Cardona a volver a la cruda realidad: los locales, a patrullar a pata y a controlar el tráfico. Por cierto, un poco más de dedicación a la doble fila en Luis Doreste Silva, que ya suena a coña.