Guillermo Reyes está en todas las quinielas como ganador de la porra de próximo imputado, pero de momento sólo podemos decirles que durante esos cuatro años de concejal de Urbanismo jugó con mucha astucia para que fueran sus más directos colaboradores los que se cogieran los dedos. El ejemplo más paradigmático de pringado es José Luis Mena, jefe de los servicios de Ordenación Territorial, actualmente imputado y desaparecido en combate. De Mena es la firma que aparecía en la cédula de habitabilidad (¿verdadera o falsa?) que Reyes exhibió el pasado día 10 a la puerta de los juzgados acusando al juez de ser émulo de Ángel Cristo. Era cierto, aquella no era su firma, estampada sobre su pie de firma. Lo del circo lo aplazamos, ¿vale, Guillermo?