La campaña del cuarto plan de vivienda nos recuerda, con las debidas distancias pero también con similar carga de sarcasmo, a la que hasta hace poco se podía ver en las televisiones canarias con tres cerditos de protagonistas. Estaba encargada la campaña por la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural, departamento dependiente de la Consejería de Política Territorial del Gobierno de Canarias, en manos del inigualable Fernando González. Con ella se pretendía educar al ciudadano canario para que cumpla la ley, esto es, pida licencia de obras a la hora de construir y sepa que, de lo contrario, le mandan la piqueta y la factura correspondiente. La campañita en cuestión, de cuya efectividad tenemos las mismas dudas que de su buen gusto, costó la módica cantidad de 90.000 euros y fue encargada de modo digital, lo que ha ocasionado un problemón en la mencionada agencia, que no sabe cómo encajar eso en la ley de contratos y la pública concurrencia, y tal. Grandeza del Estado de derecho, que por una parte pide al ciudadano que cumpla con la ley y por la otra, rianga, patadón y todo el mundo p'alante.