Los más conspicuos defensores de la causa soriana se abrazan como clavo ardiendo a cualquier signo, profecía, estigma o tarot que pueda hacerles alimentar la esperanza de un pronto archivo de la causa del salmón. Se empeñan en que todo es un invento del denunciante y una obsesión de este periódico y de La Provincia por hacer un juicio paralelo a alguien que a) ha reconocido haber viajado en el jet privado del empresario Björn Lyng; b) le aprobó en el Cabildo y en el Parlamento la declaración de interés general que ese empresario había solicitado para Anfi Tauro; c) ha mentido en cinco ocasiones ante la magistrada y una docena más ante la opinión pública, y d) no resiste la mínima prueba del algodón en lo que a la pulcritud de su gestión se refiere. Uno de los clavos ardiendo a los que se han asido de modo sandunguero esos numantinos defensores de Soria es Eligio Hernández, del que tenemos datos que pueden ayudar a entenderlo mejor.