Impresionante fin de semana en materia de llegada de inmigrantes a las costas canarias. Al menos en lo que respecta a la arribada de personas en pateras, la modalidad más espectacualr y llamativa, además de la que más se presta al manejo demagógico y electorero del personal nativo. Ya se sabe que no es la puerta de entrada más numerosa, pero hacia ella dirigimos la mirada todos en busca de mayores medios, más radares de alta precisión y a mí la Armada y la Legión. Pero mientras andamos entretenidos en esa cuestión, importante sin duda y dramática donde las haya en su vertiente de tráfico de personas, ocurren cosas mucho más primarias, como la que tuvo lugar hace unos pocos días en el Puerto de La Luz. En la madrugada del pasado jueves, concretamente sobre las 02.30 horas, atracaba en el muelle León y Castillo el buque Seatiger, que venía de Casablanca y tenía su siguiente escala en Mauritania. Tras tomar combustible, el barco se trasladó hasta la terminal de OPCSA, donde se procedería a su estiba. A eso de las 15.00 horas del citado día, es decir, doce horas y media después, se constituyó en el barco un importante número de policías, que irrumpieron en la zona portuaria con gran aparato sonoro y luminotécnico ante la sospecha de que el buque trajera inmigrantes ilegales a bordo. Se montó un gran show pero con algún retraso, como se imaginarán, con lo que se encontraron con una tripulación encantada de conocer la eficacia de la policía española. Si hubiera o hubiese habido algún irregular posiblemente a esas alturas se habría cansado de esperar a que lo trincaran. Se confirman, por tanto, las sospechas de que hay muchos y muy variados métodos de colarse en territorio español sin mayores riesgos. Y a veces con recochineo.