Hubo una vez al frente de los servicios informativos de Televisión Española un tal Alfredo Urdaci cuyos telediarios batían récords de audiencia ante la expectación que despertaba saber cuál iba a ser la burrada del día. Sus continuas genuflexiones hacia el poder, en ocasiones acompañadas de gorgoritos de placer, pasaron rápidamente a los manuales del mal periodismo oficial . Y sentaron cátedra. Poco después, en Telemadrid adoptaron las mismas maneras dando lugar a una vergonzosa cadena pública que es criticada cada día por sus propios trabajadores. La manipulación informativa, la persecución al que piensa, luego discrepa, se ha contagiado peligrosamente a la Televisión Canaria, que ya es puesta como referente en la prensa nacional. Los periodistas de La Nuestra han denunciado estos días la particular visión que la cadena ha dado en relación con el accidente aéreo, y de ello se ha hecho eco El Plural.