Partamos de una premisa comúnmente aceptada por los que conocen cómo ha funcionado el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria los útlimos doce años: nadie, absolutamente nadie, puede hacerlo peor que Pepa Luzardo. Pero, en honor a la verdad, hemos de concluir que algunas cosas que están pasando en el actual consistorio, de mayoría absoluta socialista, se pueden hacer mejor. Por ejemplo, si esa mayoría trata de corregir la secuencia malvada de pliego de concurso+adjudicación+liquidación de obra en manos del mismo funcionario, ha de estar segura de los pasos que da. Porque si fue valiente al declarar desiertos por esa combinación perversa los concursos de mantenimiento de colegios y calles, ahora podría meterse en una espiral viciada si vuelve a adjudicar utilizando los mismos pliegos de convocatorias.