Para el turismo no ha servido de mucho la consejera Rita Martín, como atestiguan los datos y recuerdan los responsables empresariales e institucionales del sector. Pero quizás podría valer para consejera de Ordenación del Territorio o concejal de Urbanismo de cualquier municipio emergente. Porque de urbanismo debe entender una barbaridad quien, en funciones de miembro del Gobierno, confunde edificio con edificabilidad, como en otras ocasiones ha confundido revulsivo con revulsión, espaldarazo con espaldarazo, nichos con “ninchos” o pasividad con pasibilidad. Bien es cierto que esas leves confusiones no cuentan en el PP a la hora de valorar la aptitud, capacidad y méritos de los cargos públicos, porque en su día Esperanza Aguirre, siendo ministra de Cultura, reconoció ignorar quién era Saramago, al que confundió con una pintora, y va camino de La Moncloa, como se descuide Marianico.