Manuel Fernández tuvo la precaución de ausentarse de la votación parlamentaria en la que se otorgaron unas cuantas camas a la urbanización Anfi Tauro en aquel vergonzoso pleno del Parlamento del final de la pasada legislatura. Fue un gesto que debió servir para tapar las múltiples gestiones políticas que realizó para que todo saliera como estaba previsto. Fernández conoce a la perfección las veces que Soria ha veraneado en las urbanizaciones del grupo Anfi y las veces que ha pagado y cuánto ha pagado. Del mismo modo que conoce los pormenores del famoso viaje del salmón de agosto de 2005, cuando Soria era presidente del Cabildo y tramitaba la declaración de interés general de Tauro para su jefe. “Son las cosas del viejo, que ya sabes que le gusta invitar a la gente”, explicó telefónicamente al periodista en aquellas fechas para confirmar la noticia que luego fue publicada.