Si todo salió como estaba previsto, este viernes, a la hora del potaje, debió celebrarse un ágape en el Teatro Cuyás, de Las Palmas de Gran Canaria, para dar la despedida al hasta ahora consejero de Cultura del Cabildo grancanario. Pedro Luis Rosales se va, deja la política, para dedicar a partir de ahora sus esfuerzos a la obtención de buenos quesos de la tierra. Que se nos vuelve quesero, sí señor. Y no se quiso marchar Rosales tirando del dinero público para pagar el cóctel de despedida. Pero tampoco tiró de sus ahorrillos porque la copichuela la tuvieron que costear a escote, quince euros por persona, los trabajadores adscritos a esa consejería. Algunos brindaron tristes por la despedia, y otros por la alegría que les produce ver marchar a un consejero al que llaman “sinpenanigloria”. Punto com.