Montelongo, al igual que otros compañeros muy destacados de su partido, el PP, debe haber actuado de esta manera ante lo insoportable de las críticas del sector de la formación a su cada vez más brillante y eficaz gestión al frente de la Consejería de Empleo y Asuntos Sociales. Por si había alguna duda, la Asociación Canaria de Formación Profesionalizada aclaró este martes que los enemigos de la formación no son las patronales ni los sindicatos, tal y como interpretaron algunos (Confederación Canaria de Empresarios y sindicatos), sino la muy insigne consejera por lo que consideran “políticas partidistas” cuando de este asunto de la formación se trata. Así las cosas, entendemos el cabreo de la señora Montelongo y su desbandada congresual. Que tampoco está el patio para ir regalando solemnes presencias y luego aguantar un chaparrón.