Tenían razón los que desde hace meses venían previniendo a los periodistas: cuando se levante el secreto de Góndola, van ustedes a flipar. Las diligencias del Juzgado de Instrucción número 6 de San Bartolomé de Tirajana son como esos libros que se pueden empezar a leer por cualquier capítulo porque, de modo natural, generan la misma reacción en el lector: llevarse las manos a la cabeza, caer inicialmente en el estupor e ir pasando sucesivamente al estado de indignación para terminar en el de shock. Sin embargo, nosotros aconsejamos la lectura cronológica porque permite comprobar la facilidad con la que la Policía dio con un modo de operar absolutamente corrupto. Todo empezó con una denuncia por un posible delito “contra la administración pública”, y al día siguiente de pinchar teléfonos ya tenían otro delito más. Y al otro, otro; y al siguiente, otro más... Hasta casi perder la cuenta.