Traerá mucha cola el derrumbe parcial del Centro Insular de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria, dependiente del Cabildo, justo en el momento en el que tratan de situar el debate alrededor del número de metros cuadrados que se vieron afectados por el accidente del pasado viernes. Es cierto que se nos fue un poco la mano al asegurar que se había venido abajo la mitad de las dependencias interiores, pero lo dijimos porque una fuente oficial así nos lo indicó. La consejera Inés Jiménez ha asegurado que la fachada está intacta y que los destrozos no son para tanto. Pero nadie ha tratado de desmentir, aunque sea colateralmente, que nos encontramos ante un monumento histórico artístico en el que no se pueden ejecutar las obras que el Cabildo está ejecutando. Al menos así lo recoge la ficha del Pepri de Vegueta-Triana, como informó este periódico el sábado. Ateniéndonos a ese documento, ¿qué hace el Cabildo excavando un enorme agujero en el que meter un cine? ¿Es afección a la fachada el boquete abierto para que entrara la excavadora que está realizando esos trabajos? ¿Qué decía el informe del arquitecto José Luis Gago firmado una semana antes del accidente? Son respuestas que hasta ahora nadie ha contestado ni a través de este periódico ni a través de ningún otro. Y otra más, ¿acaso sea el derrumbe la mejor fórmula para ir a la descatalogación? Ya conocemos modelos, tipo Woermann, o las cosas que pasan en Arucas. No habría que descartar, en este modelo, que dos días antes de la manifestación del Pérez Galdós se caiga la caja escénica. Ya puestos a proteger “lo nuestro”...