Desconocemos a estas alturas del día si Don Francisco González, el de la calle de su mismo nombre, ha llamado a capítulo a su hijo a la hora de la cena. Feo queda eso de quitarse de enmedio, como siempre, recordando al padre. El demoledor informe publicado por CANARIAS AHORA el 27 de mayo, en el que la Dirección General de Urbanismo del Gobierno de Canarias pone patas arriba el PGOU moganero, se ceba precisamente en este documento bajo sospecha judicial y policial y no tanto en el desmadre de unas Normas de 1988 no vigentes hasta su publicación en el BOP de este ¡¡enero de 2010!! Porque del PGOU el Gobierno llega a decir que la redacción de convenios no debidamente justificados convierten los mismos en documentos arbitrarios sin criterio alguno y sin calificación objetiva de los aprovechamientos urbanísticos a favor de la Corporación y en interés del erario público. ¿Convenios dijimos? ¡Anda! La mismísima raíz del caso Góndola por el que el alcalde está multiimputado y que hasta la fecha del desistimiento municipal utilizaba como su mejor coartada. Además, cuestiona abiertamente la “indebida clasificación de ciertos suelos como urbanos o urbanizables”, cuando deben estar protegidos por directivas europeas al ser hábitats naturales. En Anfi, por ejemplo. ¿Anfi dijimos? A ver cómo se lo tomó José Manuel...