Un poquitín alejada de la idea de Cortezo de convertir el Islote del Francés en un barrio para comprar, pasear y vivir, al estilo del centro comercial que enseñó a políticos, técnicos y periodistas en Boca Ratón, la propuesta de la Fundación César Manrique apunta a “un centro cultural, un paseo litoral y una playa abierta con vistas panorámicas”. El objetivo general de esta propuesta para Arrecife -dice el informe- “es subrayar la deuda que la ciudad tiene con el mar”, y no la deuda que dice Cortezo que la ciudad tiene con él. Y concluye el arquitecto Carlos Jiménez : “Aunque la ciudad le haya dado la espalda para contemplar el inevitable desorden de su crecimiento periférico, el mar mantiene su lealtad milenaria. Su reintegración a la vida de la ciudad debería ser el proyecto cultural que marque la coyuntura crítica de un segundo centenario. El mar es la cuna y el destino de Arrecife, y olvidarlo es renunciar a su propia existencia”.