El editorial dominical de don Pepito no defraudó a nadie. Repartió para casi todos por igual, salvó a la niña Tavío de sus desvaríos telefónicos; llamó de todo, menos bonito, al presidente del Gobierno de España; reinvidicó nuevamente la soberanía y la independencia de Canarias, y proclamó a Paulino Rivero candidato sólido y prometedor a la presidencia de la primera República Independiente de las Islas Canarias. Y olé. Tal y como había anunciado a sus acólitos y a los que queríamos saber de su postura, Ramírez se pronunció acerca del atentado sufrido a principios de semana en la casa del diputado socialista Santiago Pérez. Atentado que él ha dejado reducido a la cualidad de “pintada”, y que en su editorial sugiere pudo haber sido obra de algún votante socialista cabreado con el modo de proceder del propietario de la vivienda. No obstante, y por contarlo todo, hay que decir que el sesudo editorialista termina condenando la agresión y el uso de la violencia para alcanzar la felicidad soberana. Algo es algo.