No es nuevo que a la alcaldesa le rechinen los expedientes que vienen informados a favor de la oferta más cara, o por ser más precisos, los que no apoyan la oferta más económica para la Administración. Siempre se ha opuesto a esas adjudicaciones, y a su voto contrario se ha unido siempre el del también consejero portuario Julio Molo. Pero es que ahora la alcaldesa se ha sumado a la corriente de opinión de los que reclaman una comisión de estudio que aclare a qué vienen las arbitrariedades contra aquellas empresas que son capaces de competir en precios con las que casi siempre ganan. Sólo un tonto puede ir este jueves al consejo de administración de la Autoridad Portuaria para volver a apoyar una situación que canta por donde quiera que se le mire. Más bien propondrán que se estudien de nuevo por una comisión amplia que ofrezca una explicación más sólida. Estaremos atentos.