Fundescan fue una de las pocas instituciones que escapó airosa de aquellos años turbios de los malos manejos de los fondos de formación, lo que se conoció como caso Icfem. Aquellas prácticas, sin embargo, nunca desaparecieron por completo ante la golosa e imponente presencia de los centenares de millones de euros que, de aquí y de allá, han venido llegando a Canarias para formación y políticas activas de empleo. Fundescan se convirtió en una máquina muy potente en esas materias y en otras muy ilusionantes como el fomento de la economía social. Pero era también un panal de rica miel con una economía saneada que pronto sucumbió ante las necesidades y las debilidades del sindicato. Algunos ex altos cargos de la UGT que no querían regresar a sus ocupaciones previas a la gloria, terminaron cobrando fuertes salarios de los fondos de la fundación, y hasta se hicieron con indemnizaciones por marcharse tras no haber hecho nada. No se extrañen si, a partir de lo que está por caer, alguien empieza a culpar a la anterior secretaria regional del sindicato, Alicia Rodríguez, que ya heredó un marrón de considerables dimensiones. Y que se limitó a pasar la pelota al siguiente, Juan Francisco Fonte.