Ya vendrá desde la prensa nacional el análisis tras la derrota de la candidata oficial a las primarias de Madrid, Trinidad Jiménez, ungida por Zapatero en una nueva demostración de que la chistera ya no da las mismas sorpresas de antaño; o al menos con la misma rentabilidad. Habrá lecturas para todos los gustos que, ineludiblemente, terminen afectando a las encuestas y a la maltrecha credibilidad del secretario general del PSOE. Pero, desde una óptica puramente doméstica, analicemos los datos locales de estas primarias, porque dan para muchos comentarios. Por ejemplo, ¿cómo debemos interpretar los sesudos y parlanchines periodistas ese único voto introducido en la urna de la Agrupación Local de Santiago del Teide? ¡Un sólo voto! ¡Sólo un militantes acudió a votar! Imaginamos que, por lógica, habrá sido el secretario general o, en su defecto, la persona en la que delegó para que abriera la sede y pusiera la urna. Pero, peor aún, ¿cómo debemos interpretar que ese voto, ese único y escuálido voto, haya sido en blanco? ¿No le gusta a ese militante socialista de Santiago del Teide ninguno de los dos candidatos? ¿Está cabreado por alguna otra cosa y esta ha sido la única manera de manifestarlo? Pues, ea, ya lo ha conseguido: que alguien vaya a ver a este hombre, que de repente tiene la solución para la Federación Socialista Madrileña.