Pero el affaire del gas necesitaba espoleta, toda vez que eso que les contamos ya sucedía desde hace meses y Tancredo-Adán no había acusado recibo. Antes se habían producido los movimientos en forma de fuga hacia delante desde que el tenaz alcalde de Agüimes informara de que se iba a dar un paseo por la Fiscalía. Fue por entonces cuando algún representante anterior de Gascan había hablado de la hipotética ubicación de la planta regasificadora en Juan Grande. Otra genialidad. Pero fue aquel espectáculo de meter a los empresarios del régimen por la puerta de atrás dándoles, además de la condicion de accionistas, un derecho, el de preferente suscripción en sucesivas ampliaciones de capital, el que colmó el vaso. Nos referimos al de Miguel Becerra, delfín de Adán Martín o fontanero mayor de la casa, en su defecto.