Ya que nuestros interlocutores de Spanair tenían dificultades este lunes para comprender lo que significa “joderle la vida a los canarios”, profundicemos levemente en ejemplos prácticos de cómo una compañía aérea puede estropear un fin de semana a unos jovencísimos usuarios que pretendían competir en un campeonato nacional de esgrima, al que acudían en compañía de sus familiares y de sus monitores. Los equipos canarios, como les contábamos ayer, querían llegar con tiempo a Madrid para descansar y preparar su participación en el criterium del domingo, de ahí que pretendieran volar el sábado a mediodía, propósito frustrado por Spanair al retrasar ese vuelo nada menos que ocho horas. Antes, los responsables de esos equipos intentaron sin éxito negociar con Spanair el traslado de las sacas de los participantes. Las sacas de esgrima son unas bolsas alargadas en las que se transportan las espadas para la práctica de este deporte. Son alargadas pero muy ligeras, y todas las compañías aéreas las aceptan como equipaje convencional excepto Spanair, que cobra a cada deportista 50 euros por trayecto por facturar esos bultos que, por motivos obvios, no pueden viajar en cabina. Y no lo decimos nosotros caprichosamente, lo pueden leer en la web de uno de los equipos más laureados de la esgrima en España, la Sala de Armas de Gran Canaria. Para este viaje del sábado, los tiradores tuvieron que concentrar todas sus sacas en un vuelo de Iberia y distribuirse por las demás compañías como pudieron.