Con Zerolo pidiendo aguas por señas y Soria con un partido que se pudre por todas partes por culpa de la corrupción, es hasta normal y humano que CC y PP se pongan de acuerdo contra el enemigo común. Lamentablemente, ese enemigo no es el cáncer de la corrupción, sino Juan Fernando López Aguilar, el candidato socialista, al que tratarán de endilgar nuevamente las culpas de los males que sufren. Soria sabe que la comisión eólica puede acabar con unas conclusiones muy comprometedoras para él y para su hermano, y que según sea el tono de la redacción final, pueden incluso acabar en la Fiscalía. Y Fiscalía se corresponde exactamente con la bicha, en el argot. Tiene experiencia el presidente del PP en esto de las conclusiones de las comisiones de investigación porque su primer desencanto político se produjo con una de ellas, la del caso Tindaya, cuando los suyos se alinearon con el PSOE para meter una bomba en el patio central de CC. Y Bravo de Laguna, con tres diputados más, le salvó los muebles al socio natural de la derecha canaria. Por lo tanto, sabe hasta dónde puede llegar la bomba si no se desactiva de inmediato. Y a esa tarea se ha puesto.