Estando José Carlos Mauricio y José Manuel Soria controlando la Autoridad Portuaria de Las Palmas, en comandita con los grandes empresarios del sector y contando con algunos otros monaguillos, es difícil imaginar que alguien se pueda gobernar solo. Y mucho menos José Manuel Arnáiz, ingeniero de compañía, que no hace nada sin la bendición de los que un día le dejaron muy claro quiénes son los que mandan. Y él no es, precisamente. Por eso ha llamado mucho la atención que haya quedado sobre la mesa la operación más llamativa de cuantas iban al consejo de administración de este viernes, ampliar a Riofisa su concesión administrativa de 30 a 60 años y venderle el 15% de las acciones que detenta la Autoridad Portuaria por la pírrica cantidad de 500.000 euros. Dicen que Mauricio propuso dejarlo para una mejor consideración, lo que no significa que más adelante el asunto se resuelva en favor de Riofisa, que tiene en Madrid contactos para rato. Estamos por saber, no obstante, qué problemas de coordinación puede haber habido en el seno del dúo de oriente, porque mira que es raro.