Tampoco sirvió de mucho apoyarse en Esperanza Aguirre como madrina para tan ardua empresa. Quizá haya sido la inquietud que embarga a un amplio sector de la dirigencia del PP, por las malas compañías y los posibles escandalosos negocios en Canarias, lo que alejó a Soria de su sueño. Tampoco descarten, porque nadie lo descarta en Génova, 13, que haya sido decisiva la casi nula química que hay entre el presidente nacional y Su Excelencia el de aquí. Fuera como fuese, Rajoy tiró de Arias Cañete, dirigente de limitados conocimientos económicos, mucho menores que los de Soria, pero con experiencia europea, sólida fortuna personal y estrecha relación de confianza con el nuevo presidente del PP, y a quien se piensa apoyar con un equipo económico de nivel. De todas maneras, recomendamos a Soria resignación y paciencia, que su carrera política no ha hecho más que empezar. Otra cosa es cómo termine.