Dice don José Rodríguez Ramírez que él nunca fue franquista, que en realidad lo que ocurrió es que Franco lo persiguió, pero que él corrió más, de ahí que lo haya sobrevivido y que el insigne editor esté así de delgado. Ni una sola relación más hubo con el del Ferrol, a ver. Por eso no debe llamarnos a confusión que se dirija al dictador con los honores y las designaciones del régimen, como por ejemplo, “caudillo”. Don Pepito es de los que opinan que cualquier tiempo pasado fue mejor y de ahí que conserve esos retazos nostálgicos respetando en su integridad la historia y sus héroes: “Nosotros que hemos conocido a Canarias en su esplendor desde el caudillo hacia atrás (aunque oprimida y esclavizada por España, a la que siempre le ha debido obediencia por la fuerza), la verdad es que no la conocemos ahora ante tanta hambre y miseria que nos ha inducido el colonialismo peninsular”, soltó en su editorial de este lunes. Tiene razón en quejarse: en tiempos de Franco a ningún juez o a ningún fiscal se le hubiera pasado por la cabeza empurar como vil ciudadano de a pie a tan noble representante de las castas más privilegiadas de nuestra sociedad.