Efectivamente, los editoriales de don José desde que estalló el conflicto laboral que tiene instalado en su empresa no dejan lugar a dudas: hay que reformar la legislación para prohibir los comités de empresa, o al menos aquellos que sean marxistas o estalinistas, que es como él define al que tiene Editorial Leoncio Rodríguez. En su lugar, el insigne independentista, prefiere un sindicalismo “que defienda el mundo del trabajo (...) que acepte la armonía en vez de la venganza, el odio y el rencor” (...) y que no se manifieste “de manera ignominiosa por fuera de las empresas con pancartas, pitidos y banderolas”. En definitiva, que ya se pueden ir haciendo una idea de lo que contendrá la futura Constitución de la República de Canarias, en cuyo prefacio seguramente reproducirá la frase publicada este jueves en el editorial: “La estructura del general [Francisco Franco Bahamonte], que se resumía en familia, municipio y sindicato, la preferimos a la actual” (...) “en la que predomina la corrupción política, los corrompidos políticos y un sindicalismo hostil”. Menos mal que tenemos a esta luz que nos ilumine para salir de este pozo de podredumbre y perdición.