El primer Rubicón de Sebastián Grisaleña como presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE) lo ha atravesado con éxito. Se trataba de la elección del empresario que le acompañaría, en representación de la patronal, en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Finalmente la responsabilidad ha recaído en Félix Santiago, constructor y productor agrícola, un empresario de los que se juegan sus cuartos, de los que ponen empeño en sus tareas y no descansan hasta alcanzar lo que se proponen. El nombramiento de Santiago era decisivo para que la correlación de fuerzas en ese órgano portuario evitara cualquier tipo de tentación de volver al pasado por parte del nuevo poder autonómico canario. Esa correlación de fuerzas habrá de dar lugar desde luego a un pacto. Y el primero que hable de eso, de un pacto, será el más inteligente.