Anda el plateado presidente Suárez Gil, cual modelo 90-60-90 de Manhattan, de sarao en sarao dejándose ver en compañía de éstos y aquéllos. Su desinquietud por mejor validar la propia imagen le llevó a a hacerse acompañar de fotógrafo propio la pasada semana en la inauguración de las oficinas que Ángel Luis Tadeo abrió en la calle Triana. Y abrazo por aquí, apretón de manos por allá, nuestra musa en horas bajas puso la sonrisa a piñón fijo para dejar claro a todos los que vean las fotografías en un futuro -pedazo álbum porta en sus viajes al exterior- su control de la situación y lo bien que se lleva con el estamento político y económico. Es tanto su afán de chupar cámara que hasta logró colgarse del brazo de Jerónimo Saavedra para una de las inmortalizaciones.