La Cámara de Comercio de Las Palmas ha pasado a llamarse de Gran Canaria. Era un cambio lógico y necesario una vez nacidas y ensoleradas las respectivas corporaciones camerales de Lanzarote y Fuerteventura. El acontecimiento pasó bastante inadvertido, quizás precisamente por esa naturalidad con la que se han seguido los procesos. Lo que no fue tan natural fue el intento de los cinco vocales plateados de la Cámara grancanaria que, con su ausencia y sus intentos de que no hubiera quórum suficiente, trataron de reventar la celebración del Comité Ejecutivo. Fracasaron en el intento una vez más, como han hecho en algunas otras escaramuzas, incluso judiciales. Son los tradicionales movimientos telúricos de los hombres que se mueven aún por los estímulos del miamense Zorro Plateado con los que continuar patinando desde ahora hasta la celebración de elecciones corporativas.