Es la Ley de Grandes Ciudades, aprobada por el PP, la que contempla el nombramiento de directores de gobierno y directores generales, y puede parecer natural que una ciudad como la de Las Palmas de Gran Canaria se dote de un equipo potente. Y a ser posible, que sea eficiente y no cueste a los ciudadanos un potosí. Por eso es bueno ser críticos con los nombramientos infames, con los enchufes o el clientelismo, y habrá que estar atentos. Otra cosa es trasladar funcionarios experimentados y colocarlos en puestos ejecutivos. Son los casos, por ejemplo, de Tetares, de García Márquez o de Sebastián Montesinos (Cuerpo Superior de Policía). O el de Miguel Ángel Hernández Dámaso (Guaguas Municipales).