El Mundo había respetado hasta ahora la petición de anonimato de Vicente López Pascual, el espía que la armó. Pero quizás movido por el cabreo que le ha producido sentirse engañado, este domingo ya ha publicado el nombre y los dos apellidos del personaje. Además, el periódico recuerda que López Pascual reconoció el pasado día 15 su estrecha amistad con el general René Ponce, el que ordena la ejecución de Ellacuría “sin dejar testigos”, lo que convierte en prácticamente inverosímil otra afirmación del ex agente del Cesid en El Salvador, según la cual los servicios secretos españoles desconocían la intención de asesinar al jesuita y que, en todo caso, la orden no partió del Estado Mayor del Ejército. Los documentos y la verdad vuelven a dejar en evidencia a este espía de pacotilla, que ahora deberá organizar otra gira por Barrilete Broadcasting y por Canarias7 para volver a desmentir lo desmentido. O mentir sobre lo mentido, que ya nos estamos haciendo un descomunal lío. ¿Mentirá ante la Audiencia Nacional si lo llaman a declarar? ¿Sacará de la chistera una carta de recomendación del Dalai Lama al estilo de la que tiene del general Javier Calderón?