La defensa que ha desplegado el PP de Las Palmas de Gran Canaria para prevenir cualquier desgaste con la pérdida del festival Womad ha incluido, cómo no, la mención a una supuesta “deuda oculta” de 53 millones que el equipo de Juan José Cardona dice que le ha dejado como herencia el gobierno que presidió Jerónimo Saavedra. No puede haber mayor descaro que este, y les vamos a explicar por qué. Es cierto que el Ayuntamiento de la ciudad tiene una deuda de 53 millones que no está en el presupuesto, pero que se forma por distintos motivos, desde la aparición de obras urgentes por lluvia, hasta la gestión de los remanentes de tesorería, pasando por compromisos adquiridos y no celebrados o sentencias judiciales firmes que se presentan sin avisar. Pero, para que se vayan haciendo una idea del morro que presenta esta nueva mayoría gobernante, sepan que en esa deuda “oculta” hay incluso 104.401 euros que la ciudad aún adeuda de aquella fantasmada de La Gran Marina, ¿se acuerdan?, sí hombre, cuando las pulseras de 30.000 euros y el concurso de arquitectos estrella anulado por ser contrario a derecho. Pero sigamos, que la jeta es inconmensurable: la “deuda oculta” contempla un resto de 3.055.000 euros para pagar un sobrecoste (¡qué raro!) del puente de Escaleritas, que empezó costando 5,8 millones y acabó suponiendo para la ciudad 14,1. Lo inauguraron Soria y Pepa con grandes fastos y focos de colores en aquella época en la que se tiraba el dinero de esa manera tan singular. O plural, que nunca se sabe cuántas bocas se alimentaron.